ron mueck

El artista plástico Ron Mueck, nació en Melbourn, Australia en 1958. Fotógrafo de profesión vive y trabaja actualmente en Londres. Durante su adolescencia incursionó en la industria cinematográfica creando efectos especiales, su primer trabajo en este campo lo realizó a edad de 15 años para David Bowie.
Cuando más tarde abrió su propio estudio de fotografía en Londres constuía muñecos como modelos fotográficos para realizar trabajos de publicidad. A comienzo de la década de los 90´ se introdujo al mundo de la escultura usando materiales como fibra de vidrio, latex, silicona acrílico y otros materiales alternativos.
Su primera obra escultórica se prersentó en 1997 cuando Mueck participó en la exhibición colectiva llamada Sensation, que se realizó en la Royal Academy of London, con una escultura de a pena un metro llamada Dead Dad. Se trata de un hombre muerto "papá" realizado en fibra de vidrio que por su hirerrealismo impacta y a la vez conmueve porque pone al espectador cara a cara con la muerte.

A partir de entonces su trabajo fue objeto de muchas exposiciones en las galerías más prestigiosas de los Estados Unidos, de Europa y de su país natal Australia, llegando a exponer inclusive en la Bienal de Venecia en el 2001 y la National Gallery de Londres en 2002.
Considerado “un renacentista contemporáneo y ultramoderno” por el tratamiento de un tema tan clásico y universal como lo es el cuerpo humano, sin embargo lo aborda bajo un punto de vista contemporáneo y muy atrevido. Frecuentemente trata con increíble realismo temas como el cuerpo femenino, la mujer, la fertilidad y la maternidad que justamente fue el tema de la exposición que se llevó a cabo en la National Gallery de Londres en el 2002. A muchas de sus esculturas, por lo general de gran formato, añade un toque de surrealismo por lo que en ocasiones se lo ha clasificado como un “Nuevo Dalí”.

one of my pics


Yo tambien tengo mi venita de fotografa! aqui va una, les seguiré poniendo!

El viejo

Las paredes del cuarto se hacían cada vez mas pequeñas, así como cada vez mas pequeña se hacia el alma de quien sabe lo que le aguarda. Al mirar su rostro de mármol gris al espejo, podía ver las grietas del pasado, su pasado, ni bueno ni malo, pero tan suyo como las marcas que le había dejado en el alma, marchita de amar, de perder, de soñar, de vivir, de creer que siempre tendría tiempo para volver a empezar, para ganar de nuevo, lo perdido. Sus ojos de cristal aun tenían el fulgor de sus años mozos y siempre que pensaba en ella las lagrimas volvía a asomarse y salían y salían hasta que luego el volvía a olvidarla. Volvía a perderla en la cotidianidad.
Con mucho esfuerzo aquella estatua agarra un cigarrillo, lo prende y aspira, tose y vuelve y la recuerda, libera el humo y vuelve y la olvida.
El cuarto en que vivía se añejaba junto con él cada año. Los días entraban por una ventana y salían por la otra. Esos días le rozaban las mejillas. Aquel día no fue tan diferente. Como de costumbre entre el recuerdo y el olvido, fumó más de lo que debía, lloró y sintió indiferencia al mismo tiempo, sintió amor y odio con la misma intensidad. Ese día añoró su abrazo.
Mientras apagaba el quinto cigarrillo del día, se decidió esta vez por salir a dar un paseo. Habían pasado ya algunos años desde la última vez que tuvo contacto alguno con la vida. Su promesa de no mirar atrás la cumplió a cabalidad, aunque le costara lo que le costara. Sus días enteros se reducían a las paredes de su cuarto y a algunos recuerdos.
Tomo su anacrónica chaqueta y calzo sus mejores zapatos y salió por la ciudad. Concentro su paseo en las caras, quizás buscando en cada una el rostro de ella, tanto tiempo sin verla y tan fresca en su memoria. Camino calle arriba y calle abajo, buscando sabe Dios qué. Sus pulmones se encogían, por cada cuesta, reducían su tamaño un milímetro, pero sus manos una vez mas hicieron el intento de agarrar la vida.
Encontró un espacio donde descansar y se sentó, quedaba frente al sol, lo prefirió más que permanecer en la sombra, quizás con la esperanza de que el sol pudiera secar las heridas.
De pronto sintió que alguien estaba a su lado y acariciaba su hombro con una mano firme. No fue necesario voltear para saber quien era. Ya lo sabia desde hace mucho tiempo, solo esperaba pacientemente.
Ya lo sé- le dijo.



I_love_you!

I love you...y tu hace con eso lo que tu quieras!