The Mirror

Iba tan de prisa por la angosta callejuela esa, que no tuve tiempo para percibir las acostumbradas peculiaridades del paisaje, tantas veces hago ese recorrido, me detengo a ver las mismas cosas, los girasoles en verano, los pájaros que revolotean entre las margaritas africanas siempre amarillas o rojas no se por que, el balcón de tu casa con las guindalezas que suenan cuando la brisa pasa a tomarse contigo el café de las 3 de la tarde, acompañado de galletas de maní, tus preferidas. Esta vez no me detuve ni siquiera a ver las rocas amarillentas del camino, iba de prisa, tan de prisa que no percibí el roce del viento en la cara, ni el sudor mojando mi camisa por la espalda, ni el dolor de mis malditos callos en los pies, no sentí la tierra roja en mis jeans, mis jeans nuevos.
Al terminar la calle, doblé en el parque y me abrí paso en el pastizal, sin apreciar el gran verde que me abrazaba en ese momento, seguí franqueando entre los gruesos troncos de jabillas y almendras que obstaculizaban mi rápido andar, en ese instante caí de bruces en el verde pasto y vi como mis manos se manchaban, -mierda- me dije y acelere el paso mientras quitaba de mis manos lo verde y rojo de la naturaleza.
Mientras lidiaba con la contrariedad de haber manchado mis manos me percaté de que había empezado a andar más despacio, apreté el paso y seguí caminando por el parque muy deprisa, tanto que parecía que volaba. Revise mis bolsillos, no tenia más que unos cuantos pesos y el papel que me diste la noche anterior cuando fui a hablarte de mis pesadillas, -ten cuidado me dijiste- y me diste un dulce beso que guardaré por siempre como el primero. Lo que decía el papel lo guardé para mas tarde, era muy pronto para pensar en ello, hacerlo traería a mí las terribles cosas que sueño, las cosas que me enfrían el vientre, cosas como manos frías en mi espalda.
Nada mas con eso en mis bolsillos pase por el parque, y me encontré de frente con mi casa –entro o no entro- no entro, y seguí de largo y en el momento en que pensé lo iba a lograr me vi de frente con el reflejo de lo que huía, ahí imponente, esperándome.
-De quien huyes? No será de mi?- me dijo,
No supe que contestar, mis ojos no se apartaron del suelo, y mi lengua no respondió a ninguno de los impulsos que enviaba mi cerebro. Mi intención era devolverme y correr tan fuerte como lo había hecho antes, pero la intimidante imagen me abrazaba y me dejaba inmóvil, sin aliento.
No pronunció ninguna palabra más, no hacia falta, mi mente registraba todas las preguntas, todas esas preguntas sin respuestas, y algunas respuestas sin preguntas.
Cuando mis ojos dejaron el suelo y se atrevieron a mirar de frente la abominable cosa de sombras que se erguía frente a mí, mi lengua recobró toda la fuerza y grite, tan fuerte que todas las cosas se giraron a verme, caí como en un profundo sueño donde tu estabas, repitiéndome ese beso y dándome el papelito que tanto espere para abrir, -léelo- me pediste, y con las manos temblorosas lo abrí y leí -“no huyas de ti”- en ese mismo instante en un espiral aprecie todas las cosas del camino, de tu cara, de mi, del parque, y desde ese mismo instante mi vida no volvió a ser la misma.

2 comments:

DINOBAT said...

Gracias por el link!, me siento honrado : ), muy amable de verdad!, saludos,


JD

GirlFromSantiago said...

Wow... I'm speechless...