Cuando experimentamos ese cambio radical que nos sacude y sube y baja, nos aprieta, nos estremece, tímidamente nos vamos abriendo al cambio hasta que sin darnos cuenta lo hacemos parte de nosotros y eso se vuelve parte de nuestra vida y nuestra forma de ser, entonces eso, lo apretamos tan fuerte a nuestro pecho q no lo dejamos respirar.
Al apretar con tal fuerza y asfixiar, no dejamos q aquello tan bello, deseado, querido y muchas veces amado florezca o surja. Sentimos tanto temor de perderlo que muchas veces entonces dejamos de disfrutarlo.
Nos salimos de nosotros por el bendito miedo, y dañamos las cosas, pero esta en nosotros descubrir a tiempo lo que hacemos y soltar de nuestro pecho eso que tanto amamos.
Esas cosas parecen sapos, así bien babosos, que mientras mas las aprietas en las manos más rápido salen saltando lejos de nosotros pues le hacemos daño. O también se puede decir que son como el jabón, mas aprietas más difícil de agarrar.
Así que, de la forma más dolorosa y frustrante, o como dicen por ahí: “a la mala” tenemos q aprender a soltar.
Soltar para dejar q todo surja, que todo crezca, q todo se fortalezca…
Soltar para disfrutar de ver como algo crece lejos del miedo y el temor.
Soltar aquello que una y otra vez te han repetido y demostrado que es tuyo, pues por algo la vida un día cualquiera te lo regalo.
Soltar sin temor a que no volverá…
Yo por mi parte tenia un sapito, bello y lindo… la vida me lo regalo, así como ella sabe hacer, un día cualquiera y poco a poco lo quise, lo cuide hasta que llegue a amarlo, mientras mas lo amaba mas lo apretaba a mi pecho y cada vez mas y mas, así que mi bello sapito brinco lejos para que yo con mi amor y cuidado no lo asfixiara. Primero no lo entendía y empecé a enamorar a mi sapito para que a mi volviera, pero estaba tan asustado que no ha querido volver. He decidido dejarlo libre, sin temor, sin dolor ni miedo alguno, pues a mi sapito, mas que nada en la vida, quiero verlo feliz y libre, quiero que siga creciendo y aprendiendo cosas nuevas para que luego me las muestre y me hable sobre ellas.
Y así con mi sapito aprendí yo algo nuevo, y solo me queda decir: “Adiós sapito…”
1 comment:
Todo llega, solo depende de que manera....
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